Marcha atrás del renacimiento de la energía nuclear

PARIS – En junio pasado, Yukiya Amano, director general de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), declaró que "la energía nuclear hará un aporte significativo y creciente para el desarrollo sustentable en las próximas décadas". Pero, como resalta el Informe Sobre el Estado Mundial de la Industria Nuclear de este año, las tendencias recientes pintan un paisaje muy diferente.

Duke Energy, la compañía de servicios públicos más grande de Estados Unidos, ha encajonado planes para construir dos reactores en Florida, después de haber invertido 1.000 millones de dólares en el proyecto. La decisión se produjo apenas tres meses después de que la empresa interrumpió la inversión en dos nuevas unidades en Carolina del Norte.

De hecho, este año, cuatro compañías de servicios públicos estadounidenses han decidido cerrar un total de cinco reactores de manera permanente -los primeros cierres en Estados Unidos en 15 años-. Una de las unidades -la usina eléctrica Kewaunee en Wisconsin- fue abandonada después de una enorme inversión en mejoramientos y una renovación de la licencia por 60 años; simplemente no podía generar energía a precios competitivos. Por las mismas razones, está programado en 2014 el cierre de Vermont Yankee, otra planta con una licencia para operar hasta 2032.

De la misma manera, el principal operador nuclear del mundo - Électricité de France, la empresa de servicios públicos francesa controlada por el estado- anunció su retiro inminente de la energía nuclear en Estados Unidos, después de haber invertido aproximadamente 2.000 millones de dólares en proyectos abortados. Y, para ayudar a compensar los crecientes costos operativos, que resultaron en pérdidas de 1.500 millones de euros (2.000 millones de dólares) el año pasado, EDF aumentará los precios de la electricidad este año para sus usuarios franceses un 5%, en promedio, y otro 5% el año próximo.

En los cinco años que terminaron en marzo de 2013, EDF perdió 85% de su valor accionario. De la misma manera, el mayor constructor nuclear del mundo -la compañía francesa estatal AREVA- perdió hasta 88% de su valor accionario entre 2008 y 2012. Como era de esperarse, los inversores han recibido bien los nuevos planes estratégicos de ambas compañías, así como el retiro de EDF del mercado estadounidense; la presión bajista en sus precios accionarios ha cesado, aunque está por verse cuánto tiempo durará.

El colapso de la industria de energía nuclear comenzó hace décadas. Pero, desde la triple fusión en marzo de 2011 de la planta Fukushima Daiichi de Japón, el ritmo de la caída se ha acelerado significativamente. Por cierto, en 2012, la generación nuclear anual a nivel mundial cayó un 7% sin precedentes, superando la caída récord del año anterior del 4% y llevando la generación total de energía nuclear anual a un 12% por debajo de su máximo histórico, alcanzado en 2006.

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Si bien Japón representa las tres cuartas partes de esta caída, ya que sólo dos de las 50 unidades que están oficialmente en funcionamiento en Japón en realidad producen energía, otros 16 países, entre ellos los cinco principales generadores nucleares del mundo, también disminuyeron su producción. En consecuencia, el porcentaje de la energía nuclear en la generación de electricidad global cayó a aproximadamente 10% en 2012, comparado con su pico del 17% en 1993. Sólo la República Checa alcanzó su máxima participación nuclear histórica el año pasado.

Es más, de los 66 reactores en construcción en todo el mundo, las dos terceras partes se encuentran en apenas tres países -China, India y Rusia-. Sólo en China hay 28. Nueve de los 66 reactores vienen siendo catalogados como "en construcción" desde hace más de dos décadas. (El reactor Watts Bar 2 en Tennessee ostenta el récord, ya que ha estado en construcción durante 41 años). Otros cuatro proyectos adicionales han estado en marcha durante más de diez años.

En total, por lo menos 23 de las 66 unidades actualmente en construcción sufrieron demoras, muchas de las cuales duraron varios años. Todavía está por verse si los otros proyectos, que en su totalidad han sido iniciados en los últimos cinco años, están aún en la agenda. Como resultado de estas demoras, sólo tres unidades nuevas comenzaron a operar el año pasado -la mitad de la cantidad de reactores que se cerraron-. La edad promedio de la flota de reactores del mundo hoy está en 28 años, y sigue aumentando marcadamente.

Por el contrario, las nuevas tecnologías renovables están ganando tracción, lo que ilustra un cambio fundamental en la política de energía y las estrategias de inversión a nivel internacional. El año pasado, China, Alemania, Japón y la India generaron más energía a partir de fuentes renovables que de capacidad nuclear por primera vez en la historia. En China y la India, la energía eólica por sí sola superó a la nuclear.

Desde 2000, la generación global de energía eólica costera promedió un crecimiento anual del 27%, mientras que la tasa de crecimiento de la energía solar fotovoltaica se ha estancado en un 42%. El año pasado, se instalaron a nivel mundial 45 GW adicionales de capacidad eólica y 32 GW de capacidad solar, comparado con un adicional neto de 1,2 GW de energía nuclear.

El cambio a energías renovables ha sido particularmente pronunciado en las principales economías avanzadas del mundo. Por ejemplo, la eliminación gradual de la energía nuclear que está en marcha en Alemania se ha complementado con una implementación acelerada de energías renovables, con hasta 3.000 MW de capacidad fotovoltaica solar conectada a la grilla eléctrica de Alemania en un solo mes. En consecuencia, el precio por kilowatt solar instalado ha caído tres cuartas partes en los últimos siete años.

Incluso en los Estados Unidos, donde el gas de esquisto barato está reformulando la industria energética, el año pasado se conectó más energía eólica a la grilla que gas y, en los primeros tres meses de este año, más del 80% de la nueva capacidad fue renovable.

En la década pasada, la industria nuclear intentó llamar la atención de los líderes globales con una campaña promocional centrada en torno a la idea de un "renacimiento nuclear". Pero sus promesas -que incluían costos de inversión de 1.000 dólares por kilowatt instalado y tiempos de construcción de cuatro años- resultaron falsas.

De hecho, desde que la industria lanzó su campaña de relaciones públicas a principios de los años 2000, las estimaciones de costos han aumentado aproximadamente siete veces, y las ganancias han declinado. Los 34 reactores que se pusieron en funcionamiento en la última década tuvieron un tiempo de construcción medio de casi diez años, pero aportaron apenas 26 GW -un tercio de lo que sumaron la energía solar y eólica en un solo año.

La retórica optimista de la AIEA no puede opacar una aritmética fundamental: los gastos de mantenimiento exorbitantes y, en muchos casos, los costos de las mejoras post-Fukushima, sumados a la imposibilidad de construir nueva capacidad competitiva sin gigantescos subsidios del gobierno, están devastando a la industria nuclear. Como dijo el economista Mark Cooper, la energía nuclear en realidad está pasando por un "renacimiento marcha atrás".

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