En futbol, las derrotas nunca son definitivas, pero siempre son apasionadas. Para los amantes del futbol, habría que haberle dado el Premio Nóbel de la Paz desde hace mucho a la FIFA (el órgano rector del futbol internacional). Para otros, desesperados por el futbol y las emociones que provoca, el deporte ya no es un juego, sino una especie de guerra que alborota los sentimientos nacionalistas más bajos.
En futbol, las derrotas nunca son definitivas, pero siempre son apasionadas. Para los amantes del futbol, habría que haberle dado el Premio Nóbel de la Paz desde hace mucho a la FIFA (el órgano rector del futbol internacional). Para otros, desesperados por el futbol y las emociones que provoca, el deporte ya no es un juego, sino una especie de guerra que alborota los sentimientos nacionalistas más bajos.