Una trayectoria agitada para los mercados emergentes

BERKELEY – Los mercados emergentes han sido los preferidos de los inversores a nivel mundial durante la mayor parte de la última década. Incluso los sobrios fondos de pensiones y los fondos soberanos de inversión han aumentado sus asignaciones de inversiones en activos de mercados emergentes.

Sin embargo, recientemente se ha deteriorado considerablemente el entorno para los flujos de capital que se dirigen a las economías emergentes. La desaceleración del crecimiento y las políticas equivocadas, junto con las señales que indican que la Reserva Federal de EE.UU. comenzará a endurecer su política monetaria al dar marcha atrás en su “flexibilización cuantitativa” (“QE” por su denominación en inglés, también conocida como compras abiertas de activos a largo plazo), han provocado [have triggered] profundas y generalizadas puestas a la venta de monedas, bonos y valores en los mercados de las economías emergentes.

¿Qué salió mal? ¿Estamos siendo testigos, una vez más, del colapso de otra burbuja económica, tal como aseveran muchos analistas?

Los flujos de capital hacia las economías emergentes se incrementaron rápidamente desde el año 2002 al año 2007, cayendo brevemente durante la crisis financiera mundial del año 2008, y luego aumentaron nuevamente de manera rápida desde el año 2009 hasta el 2011. En el año 2011, la creciente ansiedad acerca de una posible crisis financiera en Europa interrumpió estos flujos, pero se recuperaron en el año 2012. A finales de dicho año los flujos de inversión extranjera directa (IED), las carteras de valores y las carteras de deuda que se dirigían a las economías emergentes habían alcanzado máximos históricos.

Los flujos de IED, que son menos volátiles que otros flujos de capital, permanecieron de lejos como las mayores inversiones, representando casi el 60 % del total de flujos de entrada de capitales a los mercados emergentes en el año 2012. Sin embargo, desde el año 2009 al año 2012, las carteras de bonos, que son sensibles a los cambios repentinos en las percepciones de los inversores, fueron el componente de más rápido crecimiento de los flujos de entrada. La investigación del McKinsey Global Institute (MGI) que pronto se publicará estima que los mercados emergentes dieron cuenta de alrededor del 15% del total de flujos en cartera transfronteriza durante dicho periodo – nivel que representa un máximo histórico.

Según la teoría económica, los principales determinantes de los flujos de capital que se dirigen hacia las economías de los mercados emergentes son los diferenciales de tasas de crecimiento reales, los diferenciales de tasas de interés, y la aversión al riesgo mundial. Un crecimiento más rápido y mayores tasas de interés en los mercados emergentes en comparación a los que muestran las economías desarrolladas alientan a que los capitales fluyan hacia dichos mercados emergentes, mientras que un aumento en la aversión al riesgo mundial – por ejemplo, durante la crisis de la eurozona en el año 2011 – los desalientan.

BLACK FRIDAY SALE: Subscribe for as little as $34.99
BF2024-Onsite-1333x1000

BLACK FRIDAY SALE: Subscribe for as little as $34.99

Subscribe now to gain access to insights and analyses from the world’s leading thinkers – starting at just $34.99 for your first year.

Subscribe Now

Las investigaciones realizadas por el Fondo Monetario Internacional [Research by the International Monetary Fund] y un informe de la Fed [Fed working paper] confirman que esta teoría se ajusta a los patrones de la última década, aunque se han producido algunos cambios desde la crisis financiera del año 2008. El FMI estima que las entradas de capital neto que fluyen hacia los mercados emergentes han estado por encima de su tendencia estructural a largo plazo y son más sensibles a los diferenciales de tasas de interés desde el año 2008. El informe de la Fed considera que el total de entradas netas de capital que fluye hacia las economías emergentes ha sido más alto de lo esperado en el período posterior a la crisis, impulsado por las entradas netas de cartera de inversión (principalmente de flujos de bonos) que fueron más grandes que las previstas. Asimismo, desde la crisis los flujos de cartera han sido más sensibles tanto a los diferenciales de tasas de interés como a la aversión al riesgo mundial. El MGI también considera que, en comparación con las tendencias anteriores a la crisis, las entradas de cartera de deuda que fluyeron hacia los mercados emergentes entre los años 2009 y 2012 fueron más grandes que las previstas.

La reciente disminución de los flujos de capital a los mercados emergentes también es consistente con la teoría. Para empezar, el diferencial de la tasa de crecimiento a favor de los mercados emergentes ha disminuido. El crecimiento de China ha caído en su intento por controlar el exceso de crédito y la morosidad. La desaceleración de China y la recesión prolongada en algunas partes de Europa han debilitado la demanda en los mercados mundiales de materias primas, frenando el crecimiento en países exportadores de materias primas, como por ejemplo en Brasil, Rusia y Sudáfrica.

Al mismo tiempo, la tasa de crecimiento de la India se fue a la baja como consecuencia de sus reformas económicas vacilantes y sus opciones presupuestarias insostenibles: ahora el déficit fiscal y el déficit de cuenta corriente de este país se encuentran en niveles record. Y, la inestabilidad política ha empañado las perspectivas de crecimiento en Turquía, Brasil y Sudáfrica.

Por otra parte, la aversión al riesgo mundial se ha incrementado en respuesta al anuncio del presidente de la Fed, Ben Bernanke, sobre los planes relativos a “disminuir paulatinamente” la flexibilización cuantitativa. Como demuestran las experiencias de los años 2008 y 2011, la aversión al riesgo entre los inversionistas mundiales reduce los flujos de capital hacia los mercados emergentes, inclusive cuando dichos mercados no son la fuente del riesgo.

Por último, el entorno que rodea a las tasas de interés ha cambiado. A pesar de las repetidas afirmaciones de funcionarios de la Fed sobre que se encuentran comprometidos con tasas de interés a corto plazo que estén cerca a cero durante el futuro previsible, las insinuaciones sobre la disminución paulatina de la flexibilización cuantitativa causaron que los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense a diez años [yields on ten-year US Treasury bonds] aumentarán en 100 puntos básicos desde los bajos niveles en los que este año se encontraban. Al estar las tasas de interés a largo plazo en los EE.UU. en niveles más altos (y con expectativas de nuevas subidas), dichas tasas socavan los diferenciales de tasas de interés que atrajeron a los inversionistas hambrientos de rendimiento hacia los mercados emergentes desde el año 2009 hasta el año 2012.

Las pérdidas en monedas y activos de los mercados emergentes en los últimos meses son un duro recordatorio de una verdad incómoda: cuando la Fed endurece la política monetaria para manejar las condiciones macroeconómicas en los EE.UU., hay grandes efectos secundarios no deseados en los flujos de capital hacia los mercados emergentes. Anteriormente hemos visto esto, en los eventos desencadenantes de las crisis financieras que asolaron los mercados emergentes a finales de la década del año 1990.

Afortunadamente, muchas de las economías emergentes ahora están mejor preparadas para capear el temporal en comparación a cómo se encontraban en aquel entonces. Hoy en día, sus tasas de cambio son flexibles, han construido grandes reservas en moneda extranjera y han limitado su deuda en moneda extranjera. Además, tienen bases macroeconómicas sólidas y han utilizado herramientas prudenciales, tanto en el ámbito macro como en el micro, para contener los aumentos repentinos en la entrada de capitales y para reducir al mínimo sus efectos desestabilizadores sobre los precios de los activos y las condiciones de crédito.

Sin embargo, algunos países están en riesgo, especialmente aquellos con grandes déficits de cuenta corriente, grandes entradas de capital extranjero en relación con el tamaño de sus mercados financieros y bajas reservas de divisas. Entre los más vulnerables se encuentran Turquía, Sudáfrica, Brasil, India e Indonesia – un grupo que los investigadores de Morgan Stanley los han denominado como los “Cinco Frágiles”.

En la reciente reunión anual de banqueros centrales en Jackson Hole, Wyoming, la Directora Gerente del FMI, Christine Lagarde, expresó su preocupación por la desaceleración del crecimiento en los mercados emergentes y los instó a continuar con reformas económicas adicionales. Sin embargo, reconoció que la salida inevitable de la política monetaria ultra fácil que fue aplicada en los EE.UU. y en otras economías desarrolladas podría provocar inestabilidad en los mercados financieros de las economías emergentes, y prometió el apoyo del FMI, incluyendo de forma precautoria o preventiva, para prestarles ayuda.

En el largo plazo, debido al aumento de la población, a la expansión de las clases medias y a los rápidos acrecentamientos de la productividad, las economías de los mercados emergentes que llevan a cabo políticas sólidas seguirán creciendo mucho más rápido que las economías desarrolladas. Una vez que se sosiegue la turbulencia en los mercados provocada por los cambios en las subvenciones de la política monetaria de Estados Unidos, las economías de los mercados emergentes van a volver a ser las preferidas de los inversores a nivel mundial que están en la búsqueda de rendimientos provenientes del crecimiento y la diversificación.

Traducido del inglés por Rocío L. Barrientos.

https://prosyn.org/ptmJjjQes