Berkeley – Quizá la mejor manera de analizar una crisis financiera sea considerarla un colapso en la tolerancia del riesgo por parte de los inversores en los mercados financieros privados. Tal vez el colapso surja de pésimos controles internos en las firmas financieras que, protegidas por garantías gubernamentales implícitas, prodigan a sus empleados enormes recompensas a cambio de un comportamiento riesgoso. O quizás una larga racha de buena suerte haya dejado al mercado financiero en manos de optimistas disparatados que finalmente lo descifraron. O quizá simplemente surja de un pánico irracional.
Berkeley – Quizá la mejor manera de analizar una crisis financiera sea considerarla un colapso en la tolerancia del riesgo por parte de los inversores en los mercados financieros privados. Tal vez el colapso surja de pésimos controles internos en las firmas financieras que, protegidas por garantías gubernamentales implícitas, prodigan a sus empleados enormes recompensas a cambio de un comportamiento riesgoso. O quizás una larga racha de buena suerte haya dejado al mercado financiero en manos de optimistas disparatados que finalmente lo descifraron. O quizá simplemente surja de un pánico irracional.