BRUSELAS – El reciente secuestro del arzobispo de la Iglesia Ortodoxa Siríaca, Juan Ibrahim, y de su par de la Iglesia Ortodoxa Griega, Pablo Yazigi, es reflejo no solamente de la creciente brutalidad de la guerra civil que se desarrolla en Siria, sino también del agravamiento de la crisis que se cierne sobre los cristianos de todo el mundo árabe y que puede terminar con su expulsión total de la región.
BRUSELAS – El reciente secuestro del arzobispo de la Iglesia Ortodoxa Siríaca, Juan Ibrahim, y de su par de la Iglesia Ortodoxa Griega, Pablo Yazigi, es reflejo no solamente de la creciente brutalidad de la guerra civil que se desarrolla en Siria, sino también del agravamiento de la crisis que se cierne sobre los cristianos de todo el mundo árabe y que puede terminar con su expulsión total de la región.