Trimestre tras trimestre, las noticias macroeconómicas procedentes de los Estados Unidos nos imparten la misma enseñanza: el crecimiento real del PIB con una tasa sostenida de 3 por ciento al año no es suficiente para aumentar el nivel de empleo de ese país. Ni siquiera un crecimiento real del PIB con una tasa anual sostenida de 4 por ciento es suficiente para aumentar la proporción de adultos americanos que tienen puestos de trabajo. La tasa subyacente de aumento de la productividad laboral en los Estados Unidos, que ciframos en 1,2 por ciento al año al comienzo del gobierno de Clinton y en 2 a 2,5 por ciento al año al final del auge del decenio de 1990, parece ahora mayor aún: está resultando cada vez mas difícil mantener la tendencia de aumento de la productividad laboral por debajo del 3 por ciento, aproximadamente, al año.
Trimestre tras trimestre, las noticias macroeconómicas procedentes de los Estados Unidos nos imparten la misma enseñanza: el crecimiento real del PIB con una tasa sostenida de 3 por ciento al año no es suficiente para aumentar el nivel de empleo de ese país. Ni siquiera un crecimiento real del PIB con una tasa anual sostenida de 4 por ciento es suficiente para aumentar la proporción de adultos americanos que tienen puestos de trabajo. La tasa subyacente de aumento de la productividad laboral en los Estados Unidos, que ciframos en 1,2 por ciento al año al comienzo del gobierno de Clinton y en 2 a 2,5 por ciento al año al final del auge del decenio de 1990, parece ahora mayor aún: está resultando cada vez mas difícil mantener la tendencia de aumento de la productividad laboral por debajo del 3 por ciento, aproximadamente, al año.