NUEVA YORK – Los debates actuales sobre la “guerra de monedas” reflejan dos características paradójicas de la economía mundial. La primera es que no hay ningún mecanismo que ate las reglas en materia de comercio internacional a los movimientos de los tipos de cambio. Los países dedican años a negociar las reglas de comercio, pero una variación de las tasas de cambio puede tener en pocos días efectos más significativos sobre el comercio que esas reglas acordadas tras penosas negociaciones. Más aún, los movimientos cambiarios están determinados esencialmente por flujos financieros y pueden no tener ningún efecto en términos de corregir los desbalances comerciales globales.
NUEVA YORK – Los debates actuales sobre la “guerra de monedas” reflejan dos características paradójicas de la economía mundial. La primera es que no hay ningún mecanismo que ate las reglas en materia de comercio internacional a los movimientos de los tipos de cambio. Los países dedican años a negociar las reglas de comercio, pero una variación de las tasas de cambio puede tener en pocos días efectos más significativos sobre el comercio que esas reglas acordadas tras penosas negociaciones. Más aún, los movimientos cambiarios están determinados esencialmente por flujos financieros y pueden no tener ningún efecto en términos de corregir los desbalances comerciales globales.