El golpe de Estado del 28 de junio en Honduras fue un camino ilegal y anacrónico para impedir que el Presidente Manuel Zelaya realizara un referéndum para abrir camino a su eventual re-elección. Ese mismo día, en la Argentina, los Kirchner eran derrotados en elecciones legislativas con las que intentaban asegurarse la posibilidad de que uno de ellos fuera re-electo en 2011. Ambos sucesos tan diferentes—uno antidemocrático y el otro legítimoamp#45;amp#45; ponen de relieve un fenómeno que se extiende en la región con matices distintos: la tentación por encumbrar en el poder a nuevos Césares.
El golpe de Estado del 28 de junio en Honduras fue un camino ilegal y anacrónico para impedir que el Presidente Manuel Zelaya realizara un referéndum para abrir camino a su eventual re-elección. Ese mismo día, en la Argentina, los Kirchner eran derrotados en elecciones legislativas con las que intentaban asegurarse la posibilidad de que uno de ellos fuera re-electo en 2011. Ambos sucesos tan diferentes—uno antidemocrático y el otro legítimoamp#45;amp#45; ponen de relieve un fenómeno que se extiende en la región con matices distintos: la tentación por encumbrar en el poder a nuevos Césares.