NUEVA YORK – Tres hechos concretos están definiendo los límites de las conversaciones que el negociador Ibrahim Gambari de las Naciones Unidas está llevando a cabo en sus visitas a los generales que gobiernan Birmania y a la líder opositora detenida en su hogar, Aung San Suu Kyi. En primer lugar, a pesar del heroico liderazgo de los monjes budistas y la comunidad pro-democracia, cerca de 50 años de desgobierno militar y tácticas del terror han agotado al pueblo birmano, al que probablemente le sea difícil mantener su actitud desafiante ante el régimen si no se ven divisiones claras entre los generales gobernantes o deserciones generalizadas entre los soldados comunes.
NUEVA YORK – Tres hechos concretos están definiendo los límites de las conversaciones que el negociador Ibrahim Gambari de las Naciones Unidas está llevando a cabo en sus visitas a los generales que gobiernan Birmania y a la líder opositora detenida en su hogar, Aung San Suu Kyi. En primer lugar, a pesar del heroico liderazgo de los monjes budistas y la comunidad pro-democracia, cerca de 50 años de desgobierno militar y tácticas del terror han agotado al pueblo birmano, al que probablemente le sea difícil mantener su actitud desafiante ante el régimen si no se ven divisiones claras entre los generales gobernantes o deserciones generalizadas entre los soldados comunes.