NUEVA YORK – Después del desastre económico de 2008-2009, es comprensible que la gente esté preocupada por la devastación que podría producirse en caso de que haya una segunda crisis financiera. Pero la probabilidad de que eso ocurra es bastante pequeña, y si lo hiciera, esta vez los efectos serían mucho menos catastróficos, ya que ahora no hay enormes burbujas especulativas o crediticias que puedan estallar.
NUEVA YORK – Después del desastre económico de 2008-2009, es comprensible que la gente esté preocupada por la devastación que podría producirse en caso de que haya una segunda crisis financiera. Pero la probabilidad de que eso ocurra es bastante pequeña, y si lo hiciera, esta vez los efectos serían mucho menos catastróficos, ya que ahora no hay enormes burbujas especulativas o crediticias que puedan estallar.