GINEBRA - Ahora que amaina la crisis financiera, es momento de asumir nuestros errores y asegurarnos de que no se repitan. Más allá de las mejoras a las normativas, impedir los incentivos que premien y estimulen la temeridad en la toma de riesgos y la creación de murallas impenetrables entre emisores de valores y agencias calificadoras, debemos descubrir qué hizo que esta crisis fuera tan difícil de predecir.
GINEBRA - Ahora que amaina la crisis financiera, es momento de asumir nuestros errores y asegurarnos de que no se repitan. Más allá de las mejoras a las normativas, impedir los incentivos que premien y estimulen la temeridad en la toma de riesgos y la creación de murallas impenetrables entre emisores de valores y agencias calificadoras, debemos descubrir qué hizo que esta crisis fuera tan difícil de predecir.