LONDRES – A lo largo de las últimas semanas, los medios de comunicación de todo el mundo se han visto saturados con artículos sobre cómo la tecnología está destruyendo la política. En autocracias como China, el temor es a estados tipo Gran Hermano con enormes poderes, como el que describe George Orwell en 1984. En democracias como los Estados Unidos, la preocupación es que las empresas tecnológicas sigan exacerbando la polarización política y social al facilitar la propagación de la desinformación y crear “burbujas filtros” ideológicas, dando origen a algo similar a Un mundo feliz de Aldous Huxley.
LONDRES – A lo largo de las últimas semanas, los medios de comunicación de todo el mundo se han visto saturados con artículos sobre cómo la tecnología está destruyendo la política. En autocracias como China, el temor es a estados tipo Gran Hermano con enormes poderes, como el que describe George Orwell en 1984. En democracias como los Estados Unidos, la preocupación es que las empresas tecnológicas sigan exacerbando la polarización política y social al facilitar la propagación de la desinformación y crear “burbujas filtros” ideológicas, dando origen a algo similar a Un mundo feliz de Aldous Huxley.