JOHANNESBURGO – Hace poco hablé por teléfono con una periodista y activista por los derechos humanos tanzana a quien conozco bien; respondió a muchas de mis preguntas con un silencio atípico en ella. Mi amiga es una persona valiente, desinhibida y por lo general locuaz. Pero en esta ocasión, hablar de política era demasiado peligroso para ella. En momentos en que los periodistas de Tanzania son blanco de amenazas, ataques y secuestros, nuestra conversación tuvo que limitarse a temas mundanos.
JOHANNESBURGO – Hace poco hablé por teléfono con una periodista y activista por los derechos humanos tanzana a quien conozco bien; respondió a muchas de mis preguntas con un silencio atípico en ella. Mi amiga es una persona valiente, desinhibida y por lo general locuaz. Pero en esta ocasión, hablar de política era demasiado peligroso para ella. En momentos en que los periodistas de Tanzania son blanco de amenazas, ataques y secuestros, nuestra conversación tuvo que limitarse a temas mundanos.