Las democracias jóvenes pueden ser crueles: con frecuencia sus votantes son tan implacables como los oponentes políticos. Las dos semanas transcurridas desde las polémicas elecciones presidenciales del 20 de marzo -la tercera votación democrática tan sólo de la historia del país- han servido para confirmar la veracidad de ese tópico. La joven democracia de Taiwán debe afrontar ahora el malabarismo a que la ha obligado la reelección del Presidente Chen Shui-bian.
Las democracias jóvenes pueden ser crueles: con frecuencia sus votantes son tan implacables como los oponentes políticos. Las dos semanas transcurridas desde las polémicas elecciones presidenciales del 20 de marzo -la tercera votación democrática tan sólo de la historia del país- han servido para confirmar la veracidad de ese tópico. La joven democracia de Taiwán debe afrontar ahora el malabarismo a que la ha obligado la reelección del Presidente Chen Shui-bian.