NUEVA YORK – Las noticias sobre conflictos acaparan los titulares actuales: ya sea sobre la guerra civil siria, las batallas callejeras en Ucrania, el terrorismo en Nigeria o la represión policiaca en Brasil, la inmediatez espantosa de la violencia es demasiado evidente. Sin embargo, mientras los comentaristas debaten sobre las cuestiones geoestratégicas, la disuasión, la lucha étnica y el drama de las personas comunes en medio de todo, rara vez se aborda de forma objetiva el tema de otro elemento vital de los conflictos –su costo económico.
NUEVA YORK – Las noticias sobre conflictos acaparan los titulares actuales: ya sea sobre la guerra civil siria, las batallas callejeras en Ucrania, el terrorismo en Nigeria o la represión policiaca en Brasil, la inmediatez espantosa de la violencia es demasiado evidente. Sin embargo, mientras los comentaristas debaten sobre las cuestiones geoestratégicas, la disuasión, la lucha étnica y el drama de las personas comunes en medio de todo, rara vez se aborda de forma objetiva el tema de otro elemento vital de los conflictos –su costo económico.