HAARLEM – En 1899, el científico germano‑estadounidense Jacques Loeb logró la reproducción asexual de erizos de mar por medio de partenogénesis artificial (manipulación de óvulos para posibilitar el desarrollo del embrión sin fertilización). Sus especulaciones sobre la partenogénesis completa en mamíferos (además de que usó el término “inmaculada concepción” para describir el proceso) plantearon un dilema público: ¿deberían los científicos “jugar a ser Dios”?
HAARLEM – En 1899, el científico germano‑estadounidense Jacques Loeb logró la reproducción asexual de erizos de mar por medio de partenogénesis artificial (manipulación de óvulos para posibilitar el desarrollo del embrión sin fertilización). Sus especulaciones sobre la partenogénesis completa en mamíferos (además de que usó el término “inmaculada concepción” para describir el proceso) plantearon un dilema público: ¿deberían los científicos “jugar a ser Dios”?