MADRID – La idea de que “España es diferente” empujó a generaciones de románticos viajeros a cruzar los Pirineos para ver con sus propios ojos, azuzadas sus fantasías por visiones de mujeres vibrantes y bandidos encantadores. Pero España ya no es el puño desafiante en la cadera de Carmen, la cigarrera de Bizet. Aunque hoy todas las miradas están puestas en el intento separatista de la región de Cataluña, España todavía se destaca entre las democracias occidentales en varios aspectos cruciales (y positivos).
MADRID – La idea de que “España es diferente” empujó a generaciones de románticos viajeros a cruzar los Pirineos para ver con sus propios ojos, azuzadas sus fantasías por visiones de mujeres vibrantes y bandidos encantadores. Pero España ya no es el puño desafiante en la cadera de Carmen, la cigarrera de Bizet. Aunque hoy todas las miradas están puestas en el intento separatista de la región de Cataluña, España todavía se destaca entre las democracias occidentales en varios aspectos cruciales (y positivos).