NEW HAVEN – Estados Unidos y China, cada vez más dependientes uno del otro a la hora de lograr un crecimiento económico sustentable, han caído en una clásica trampa de codependencia, encrespándose frente a los cambios en las reglas de compromiso. Los síntomas de esta patología insidiosa quedaron expuestos claramente durante la reciente visita del presidente chino, Xi Jinping, a Estados Unidos. Poco es lo que se logró y el camino por delante sigue siendo traicionero.
NEW HAVEN – Estados Unidos y China, cada vez más dependientes uno del otro a la hora de lograr un crecimiento económico sustentable, han caído en una clásica trampa de codependencia, encrespándose frente a los cambios en las reglas de compromiso. Los síntomas de esta patología insidiosa quedaron expuestos claramente durante la reciente visita del presidente chino, Xi Jinping, a Estados Unidos. Poco es lo que se logró y el camino por delante sigue siendo traicionero.