MADRID – El reciente aumento de las tensiones entre Irán y Arabia Saudí ha vuelto a centrar nuestra atención en la rivalidad de estas dos potencias de Oriente Medio. Su enemistad viene de lejos pero, a diferencia de lo que se señala en muchas ocasiones, no es secular. Durante años mantuvieron, pese a sus diferencias, una relación fluida articulada por intereses comunes. Hoy, tras la ruptura de las relaciones diplomáticas entre ellos, la vuelta a la cooperación se vislumbra lejana y difícil, pero no imposible.
MADRID – El reciente aumento de las tensiones entre Irán y Arabia Saudí ha vuelto a centrar nuestra atención en la rivalidad de estas dos potencias de Oriente Medio. Su enemistad viene de lejos pero, a diferencia de lo que se señala en muchas ocasiones, no es secular. Durante años mantuvieron, pese a sus diferencias, una relación fluida articulada por intereses comunes. Hoy, tras la ruptura de las relaciones diplomáticas entre ellos, la vuelta a la cooperación se vislumbra lejana y difícil, pero no imposible.