CAMBRIDGE – Cuando el Presidente ruso Vladimir Putin se reúna con su homólogo estadounidense, Donald Trump, durante la cumbre del G20 a celebrarse esta semana en Hamburgo, no lo hará desde una posición de fortaleza económica. No cabe duda que a pesar de la fuerte caída de los precios del petróleo que comenzó hace tres años, Rusia ha logrado escapar de una profunda crisis financiera. No obstante, si bien la economía está disfrutando de un modesto repunte después de dos años de honda recesión, el futuro ya no parece ser tan prometedor como los líderes pensaron que sería hace apenas cinco años. Salvo una seria reforma económica y política, ese es un mal presagio para la capacidad de Putin en cuanto a plasmar en realidades sus ambiciones estratégicas con respecto a Rusia.
CAMBRIDGE – Cuando el Presidente ruso Vladimir Putin se reúna con su homólogo estadounidense, Donald Trump, durante la cumbre del G20 a celebrarse esta semana en Hamburgo, no lo hará desde una posición de fortaleza económica. No cabe duda que a pesar de la fuerte caída de los precios del petróleo que comenzó hace tres años, Rusia ha logrado escapar de una profunda crisis financiera. No obstante, si bien la economía está disfrutando de un modesto repunte después de dos años de honda recesión, el futuro ya no parece ser tan prometedor como los líderes pensaron que sería hace apenas cinco años. Salvo una seria reforma económica y política, ese es un mal presagio para la capacidad de Putin en cuanto a plasmar en realidades sus ambiciones estratégicas con respecto a Rusia.