PARÍS – Como suele suceder, la alarma la dio un artista. Se llama Barbet Schroeder, y su llamado de atención fue en la forma de un film, estupendo, sobrio, titulado The Venerable W., que hace un retrato del monje budista birmano Ashin Wirathu. Conocido como “W”, Wirathu es la otra cara de una religión generalmente vista como arquetipo de paz, amor y armonía. Y tras su faz de racismo, se esconde una orientación budista violenta más amplia que quita el aliento.
PARÍS – Como suele suceder, la alarma la dio un artista. Se llama Barbet Schroeder, y su llamado de atención fue en la forma de un film, estupendo, sobrio, titulado The Venerable W., que hace un retrato del monje budista birmano Ashin Wirathu. Conocido como “W”, Wirathu es la otra cara de una religión generalmente vista como arquetipo de paz, amor y armonía. Y tras su faz de racismo, se esconde una orientación budista violenta más amplia que quita el aliento.