LONDRES – Cuando asumí la responsabilidad de la supervisión bancaria del Reino Unido en 1995, una sabia y vieja voz del Banco de Inglaterra (BoE) me advirtió de que me resultaría un trabajo ingrato. Nunca un periódico imprime como titular “Todos los bancos ingleses están seguros esta semana”, pero si ocurre un problema, casi invariablemente se lo ve como un caso de fallo de supervisión. Los periodistas cubren raudamente a los contralores que se adormilan en sus funciones.
LONDRES – Cuando asumí la responsabilidad de la supervisión bancaria del Reino Unido en 1995, una sabia y vieja voz del Banco de Inglaterra (BoE) me advirtió de que me resultaría un trabajo ingrato. Nunca un periódico imprime como titular “Todos los bancos ingleses están seguros esta semana”, pero si ocurre un problema, casi invariablemente se lo ve como un caso de fallo de supervisión. Los periodistas cubren raudamente a los contralores que se adormilan en sus funciones.