NUEVA YORK – Si George Orwell viviera hoy, se sentiría irritado y después escandalizado por el cinismo con el que cada uno de los grupos de presión con dinero para tirar ha hecho suya la expresión “desarrollo sostenible”. En realidad, la Conferencia Río+20 de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible versa sobre los proyectos favoritos de propios y extraños, muchos de ellos tangenciales a las más importantes cuestiones medioambientales, como, por ejemplo, el cambio climático, que fueron el legado principal de la Cumbre de la Tierra original de Río.
NUEVA YORK – Si George Orwell viviera hoy, se sentiría irritado y después escandalizado por el cinismo con el que cada uno de los grupos de presión con dinero para tirar ha hecho suya la expresión “desarrollo sostenible”. En realidad, la Conferencia Río+20 de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible versa sobre los proyectos favoritos de propios y extraños, muchos de ellos tangenciales a las más importantes cuestiones medioambientales, como, por ejemplo, el cambio climático, que fueron el legado principal de la Cumbre de la Tierra original de Río.