NUEVA YORK – Si no fuera ya un odiado ícono liberal británico, Suella Braverman, ministra del interior del Reino Unido, hubiera consolidado su imagen de fanática nacionalista con su última andanada de declaraciones: a pesar de las críticas que enfrenta en su propio partido, redobló la retórica antiinmigración y antirrefugiados.
NUEVA YORK – Si no fuera ya un odiado ícono liberal británico, Suella Braverman, ministra del interior del Reino Unido, hubiera consolidado su imagen de fanática nacionalista con su última andanada de declaraciones: a pesar de las críticas que enfrenta en su propio partido, redobló la retórica antiinmigración y antirrefugiados.