Desde sus inicios, la Unión Europea ha buscado un desarrollo económico equilibrado en sus múltiples regiones. El Tratado de Maastricht contiene la formidable frase “desarrollo armonioso del conjunto de la Comunidad”. Pero, por admirables que sean estos sentimientos, no hay una “verdad científica” sobre el nivel “adecuado” de disparidad y la velocidad correcta para la convergencia.
Desde sus inicios, la Unión Europea ha buscado un desarrollo económico equilibrado en sus múltiples regiones. El Tratado de Maastricht contiene la formidable frase “desarrollo armonioso del conjunto de la Comunidad”. Pero, por admirables que sean estos sentimientos, no hay una “verdad científica” sobre el nivel “adecuado” de disparidad y la velocidad correcta para la convergencia.