La reciente inestabilidad de Georgia ha asestado un golpe a su reputación internacional como nueva democracia y representa un problema también para la Unión Europea. El Presidente Mijeil Saakashvili, ante las protestas callejeras de noviembre, afirmó que el magnate ruso-georgiano Badri Patarkatsishvili estaba conspirando para derribar al Gobierno, por lo que cerró la emisora de televisión privada Imedi (de la que es propietario Patarkatsishvili) que se inclina a favor de la oposición y decretó el estado de emergencia durante nueve días antes de convocar elecciones presidenciales anticipadas para el 5 de enero.
La reciente inestabilidad de Georgia ha asestado un golpe a su reputación internacional como nueva democracia y representa un problema también para la Unión Europea. El Presidente Mijeil Saakashvili, ante las protestas callejeras de noviembre, afirmó que el magnate ruso-georgiano Badri Patarkatsishvili estaba conspirando para derribar al Gobierno, por lo que cerró la emisora de televisión privada Imedi (de la que es propietario Patarkatsishvili) que se inclina a favor de la oposición y decretó el estado de emergencia durante nueve días antes de convocar elecciones presidenciales anticipadas para el 5 de enero.