JACKSON, WYOMING – Es hora de admitir que el sueño americano ha muerto. Las condiciones subyacentes para la subsistencia de este sueño – un crecimiento económico fuerte y constante, además de una meritocracia estructurada para evitar que los ricos hagan jugarretas con el propósito de aprovecharse del sistema – ya no existen.
JACKSON, WYOMING – Es hora de admitir que el sueño americano ha muerto. Las condiciones subyacentes para la subsistencia de este sueño – un crecimiento económico fuerte y constante, además de una meritocracia estructurada para evitar que los ricos hagan jugarretas con el propósito de aprovecharse del sistema – ya no existen.