NUEVA YORK – La semana pasada, los rumores provenientes del mundo de los medios impresos eran copiosos: cien periodistas de la redacción de The New York Times serían indemnizados o perderían su trabajo si se rehusaran; recortes pronunciados en periódicos británicos; reducciones de personal en Condé Nast -ocho respetados editores despedidos en la revista Glamour -. En Estados Unidos y otras partes, existe la sensación de que la implosión tan vaticinada de las editoriales de noticias se está acelerando y ha alcanzado una suerte de masa crítica.
NUEVA YORK – La semana pasada, los rumores provenientes del mundo de los medios impresos eran copiosos: cien periodistas de la redacción de The New York Times serían indemnizados o perderían su trabajo si se rehusaran; recortes pronunciados en periódicos británicos; reducciones de personal en Condé Nast -ocho respetados editores despedidos en la revista Glamour -. En Estados Unidos y otras partes, existe la sensación de que la implosión tan vaticinada de las editoriales de noticias se está acelerando y ha alcanzado una suerte de masa crítica.