NUEVA YORK – No hace tanto tiempo se asociaba a la extrema derecha europea con ancianos venidos a menos, nostálgicos de los buenos viejos tiempos del orden y las botas altas. Los partidos políticos de la extrema derecha en Francia e Italia, ahora liderados por mujeres, fueron fundados por exoficiales de las SS, veteranos del gobierno colaboracionista de Vichy y otras figuras sospechosas surgidas de entre las sombras de la Segunda Guerra Mundial. Lo mismo puede decirse de los demócratas en Suecia, que recibieron el 20,6 % de los votos en las últimas elecciones.
NUEVA YORK – No hace tanto tiempo se asociaba a la extrema derecha europea con ancianos venidos a menos, nostálgicos de los buenos viejos tiempos del orden y las botas altas. Los partidos políticos de la extrema derecha en Francia e Italia, ahora liderados por mujeres, fueron fundados por exoficiales de las SS, veteranos del gobierno colaboracionista de Vichy y otras figuras sospechosas surgidas de entre las sombras de la Segunda Guerra Mundial. Lo mismo puede decirse de los demócratas en Suecia, que recibieron el 20,6 % de los votos en las últimas elecciones.