MADRID – Desde su lanzamiento en diciembre de 2008, la campaña Global Zero, que aspira a hacer realidad el sueño de un mundo sin armas nucleares, se ha encontrado con algunos desafíos formidables. Uno de ellos se relaciona con la disposición de las dos principales potencias nucleares (Rusia y Estados Unidos) para pasar de la reducción de sus arsenales nucleares, según lo acordado en el tratado New START, a su eliminación total. Otros tienen que ver con la cuestión de si las potencias nucleares menos importantes acompañarán la iniciativa y si es posible implementar sistemas confiables para la inspección, la verificación y la imposición de los términos de los acuerdos.
MADRID – Desde su lanzamiento en diciembre de 2008, la campaña Global Zero, que aspira a hacer realidad el sueño de un mundo sin armas nucleares, se ha encontrado con algunos desafíos formidables. Uno de ellos se relaciona con la disposición de las dos principales potencias nucleares (Rusia y Estados Unidos) para pasar de la reducción de sus arsenales nucleares, según lo acordado en el tratado New START, a su eliminación total. Otros tienen que ver con la cuestión de si las potencias nucleares menos importantes acompañarán la iniciativa y si es posible implementar sistemas confiables para la inspección, la verificación y la imposición de los términos de los acuerdos.