BUENOS AIRES – La guerra cambiaria global se asemeja a una guerra convencional en dos sentidos importantes: por un lado, una confrontación sobre los desequilibrios estructurales entre dos grandes rivales –China y Estados Unidos- ha llevado a los aliados más pequeños a la incómoda situación de tener que tomar partido por uno u otro lado; por el otro, terceros no directamente involucrados están sufriendo daño colateral de ambos bandos en conflicto.
BUENOS AIRES – La guerra cambiaria global se asemeja a una guerra convencional en dos sentidos importantes: por un lado, una confrontación sobre los desequilibrios estructurales entre dos grandes rivales –China y Estados Unidos- ha llevado a los aliados más pequeños a la incómoda situación de tener que tomar partido por uno u otro lado; por el otro, terceros no directamente involucrados están sufriendo daño colateral de ambos bandos en conflicto.