NUEVA YORK – Las revoluciones ocurren por un motivo. En el caso de Egipto, hay varios motivos: más de treinta años de gobierno de un solo hombre, el propósito de Hosni Mubarak de transmitir la presidencia a su hijo, corrupción, clientelismo y despotismo generalizados y una reforma económica que no benefició a los egipcios, pero que, aun así, contrastó profundamente con la inexistencia casi completa de cambio político.
NUEVA YORK – Las revoluciones ocurren por un motivo. En el caso de Egipto, hay varios motivos: más de treinta años de gobierno de un solo hombre, el propósito de Hosni Mubarak de transmitir la presidencia a su hijo, corrupción, clientelismo y despotismo generalizados y una reforma económica que no benefició a los egipcios, pero que, aun así, contrastó profundamente con la inexistencia casi completa de cambio político.