COPENHAGUE – La espantosa invasión rusa de Ucrania expuso la necesidad urgente de que la Unión Europea reduzca su dependencia de los combustibles fósiles de Rusia. Pero para librarse del yugo energético ruso, la UE no debe pasar por alto la enorme importancia de la eficiencia energética.
La UE es el mayor comprador de gas natural y petróleo rusos. Alrededor del 40% de las importaciones de gas de la UE, y cerca de la cuarta parte de las de petróleo, proceden de Rusia; pero sólo ahora se ha vuelto evidente hasta qué punto eso nos hace vulnerables. Por eso poco después de la invasión, la UE anunció planes de reducir en dos tercios la dependencia de los hidrocarburos rusos este año, y de ponerle fin por completo «mucho antes» de 2030.
Una mayor eficiencia energética (mediante inversiones básicas como la instalación de ventanas con doble vidrio, termostatos modernos y aislamientos edilicios) puede contribuir mucho al logro de ese objetivo de la UE. Según la Comisión Europea, un aumento de la eficiencia energética de sólo el 1% se traslada a un 2,6% de reducción de las importaciones de gas. Es decir, Europa puede hacer un gran avance geopolítico y medioambiental con el mero hecho de reducir el derroche de energía.
En el debate europeo sobre política energética, el imperativo de la eficiencia quedó muchas veces relegado frente al objetivo de aumentar la proporción del uso de fuentes renovables como la energía eólica, solar e hídrica. Pero ambos objetivos son dos caras de una misma moneda.
Felizmente, el amplio paquete de propuestas legislativas de la UE sobre el clima (que busca reducir las emisiones de gases de efecto invernadero del bloque en 2030 al menos un 55% respecto de los niveles de 1990, en vez de la meta del 40% antes acordada) reconoce esta complementariedad. Además de medidas para impulsar el uso de fuentes renovables, el paquete «Objetivo 55» incluye una propuesta de aumentar la meta de eficiencia energética de la UE para 2030, de 32,5% del consumo final a 36%. (Esta meta se basa en proyecciones de 2007 respecto del consumo total de energía de la UE en 2030.) Para darle más fuerza a la iniciativa, la Comisión quiere que las metas sean legalmente vinculantes.
Aunque el paquete se propuso en julio del año pasado, ahora la guerra de Rusia en Ucrania vuelve aún más importante su implementación. Pero el Parlamento Europeo y los gobiernos de la UE deben ir más allá y acordar una meta todavía más ambiciosa. Como miembro del Parlamento Europeo responsable de guiar el tratamiento del proyecto de ley de eficiencia energética en la asamblea durante los próximos meses, impulsaré una meta de eficiencia energética de la UE del 43% del consumo final en 2030.
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Además, recomendaré introducir metas vinculantes nacionales para dar apoyo al objetivo paneuropeo, y una revisión de los objetivos nacionales provisorios en 2025 y 2027, para que la trayectoria hasta 2030 siga siendo creíble. Además, debemos ampliar la obligación de adaptar el 3% de los edificios públicos al año, incluyendo en ella las viviendas sociales. Y debemos fortalecer las disposiciones tendientes a mejorar la eficiencia energética en los hogares de bajos ingresos. Esto ayudará a proteger a las familias contra encarecimientos de la energía (como los iniciados el año pasado en Europa a consecuencia de una escasez de gas) y evitar que las facturas de calefacción se vuelvan impagables.
Podría ocurrir que los gobiernos de los estados miembros pongan reparos a la idea de que la UE introduzca requisitos más estrictos (y vinculantes) en materia de metas nacionales de ahorro de energía. Al fin y al cabo, en 2018, cuando se acordó la meta actual de eficiencia energética para 2030, los estados miembros insistieron en que no fuera vinculante. Pero hay que señalar que los estados miembros, en conjunto, no van en dirección a cumplir ni siquiera ese objetivo.
La UE ya no puede descuidar la eficiencia energética; su mejora, además de promover los objetivos geopolíticos y climáticos de Europa, traerá importantes beneficios económicos y sociales.
Un programa de renovación edilicia para mejorar la eficiencia puede crear muchos puestos de trabajo cualificados y estimular la actividad económica, dentro y fuera de las ciudades. Gracias a la enorme asignación de fondos que la UE destinó a superar la desaceleración causada por la pandemia en 2020, los estados miembros están en buena posición para iniciar una ola de renovación en toda Europa.
A la luz de los amplios beneficios de una mejora de la eficiencia energética, los gobiernos nacionales deben mostrar un mayor compromiso político con el marco europeo. Muchas veces, el temor a perder libertad de acción nacional ha impedido medidas ambiciosas en el nivel de la UE. Pero para enfrentar grandes crisis (como la pandemia de COVID‑19 o la guerra en Ucrania), la UE se libró de tabúes políticos aun mayores. La historia reciente muestra que ampliar el proyecto europeo de legislación de la eficiencia energética ha de ser tan factible en lo político cuanto es aconsejable en lo estratégico.
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Since Plato’s Republic 2,300 years ago, philosophers have understood the process by which demagogues come to power in free and fair elections, only to overthrow democracy and establish tyrannical rule. The process is straightforward, and we have now just watched it play out.
observes that philosophers since Plato have understood how tyrants come to power in free elections.
Despite being a criminal, a charlatan, and an aspiring dictator, Donald Trump has won not only the Electoral College, but also the popular vote – a feat he did not achieve in 2016 or 2020. A nihilistic voter base, profit-hungry business leaders, and craven Republican politicians are to blame.
points the finger at a nihilistic voter base, profit-hungry business leaders, and craven Republican politicians.
COPENHAGUE – La espantosa invasión rusa de Ucrania expuso la necesidad urgente de que la Unión Europea reduzca su dependencia de los combustibles fósiles de Rusia. Pero para librarse del yugo energético ruso, la UE no debe pasar por alto la enorme importancia de la eficiencia energética.
La UE es el mayor comprador de gas natural y petróleo rusos. Alrededor del 40% de las importaciones de gas de la UE, y cerca de la cuarta parte de las de petróleo, proceden de Rusia; pero sólo ahora se ha vuelto evidente hasta qué punto eso nos hace vulnerables. Por eso poco después de la invasión, la UE anunció planes de reducir en dos tercios la dependencia de los hidrocarburos rusos este año, y de ponerle fin por completo «mucho antes» de 2030.
Una mayor eficiencia energética (mediante inversiones básicas como la instalación de ventanas con doble vidrio, termostatos modernos y aislamientos edilicios) puede contribuir mucho al logro de ese objetivo de la UE. Según la Comisión Europea, un aumento de la eficiencia energética de sólo el 1% se traslada a un 2,6% de reducción de las importaciones de gas. Es decir, Europa puede hacer un gran avance geopolítico y medioambiental con el mero hecho de reducir el derroche de energía.
En el debate europeo sobre política energética, el imperativo de la eficiencia quedó muchas veces relegado frente al objetivo de aumentar la proporción del uso de fuentes renovables como la energía eólica, solar e hídrica. Pero ambos objetivos son dos caras de una misma moneda.
Felizmente, el amplio paquete de propuestas legislativas de la UE sobre el clima (que busca reducir las emisiones de gases de efecto invernadero del bloque en 2030 al menos un 55% respecto de los niveles de 1990, en vez de la meta del 40% antes acordada) reconoce esta complementariedad. Además de medidas para impulsar el uso de fuentes renovables, el paquete «Objetivo 55» incluye una propuesta de aumentar la meta de eficiencia energética de la UE para 2030, de 32,5% del consumo final a 36%. (Esta meta se basa en proyecciones de 2007 respecto del consumo total de energía de la UE en 2030.) Para darle más fuerza a la iniciativa, la Comisión quiere que las metas sean legalmente vinculantes.
Aunque el paquete se propuso en julio del año pasado, ahora la guerra de Rusia en Ucrania vuelve aún más importante su implementación. Pero el Parlamento Europeo y los gobiernos de la UE deben ir más allá y acordar una meta todavía más ambiciosa. Como miembro del Parlamento Europeo responsable de guiar el tratamiento del proyecto de ley de eficiencia energética en la asamblea durante los próximos meses, impulsaré una meta de eficiencia energética de la UE del 43% del consumo final en 2030.
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Podría ocurrir que los gobiernos de los estados miembros pongan reparos a la idea de que la UE introduzca requisitos más estrictos (y vinculantes) en materia de metas nacionales de ahorro de energía. Al fin y al cabo, en 2018, cuando se acordó la meta actual de eficiencia energética para 2030, los estados miembros insistieron en que no fuera vinculante. Pero hay que señalar que los estados miembros, en conjunto, no van en dirección a cumplir ni siquiera ese objetivo.
La UE ya no puede descuidar la eficiencia energética; su mejora, además de promover los objetivos geopolíticos y climáticos de Europa, traerá importantes beneficios económicos y sociales.
Un programa de renovación edilicia para mejorar la eficiencia puede crear muchos puestos de trabajo cualificados y estimular la actividad económica, dentro y fuera de las ciudades. Gracias a la enorme asignación de fondos que la UE destinó a superar la desaceleración causada por la pandemia en 2020, los estados miembros están en buena posición para iniciar una ola de renovación en toda Europa.
A la luz de los amplios beneficios de una mejora de la eficiencia energética, los gobiernos nacionales deben mostrar un mayor compromiso político con el marco europeo. Muchas veces, el temor a perder libertad de acción nacional ha impedido medidas ambiciosas en el nivel de la UE. Pero para enfrentar grandes crisis (como la pandemia de COVID‑19 o la guerra en Ucrania), la UE se libró de tabúes políticos aun mayores. La historia reciente muestra que ampliar el proyecto europeo de legislación de la eficiencia energética ha de ser tan factible en lo político cuanto es aconsejable en lo estratégico.
Traducción: Esteban Flamini