PARÍS – Hoy en todo el mundo el persistente desempleo, la falta de correspondencia entre habilidades y oportunidades, y las reformas a los sistemas de pensiones se han convertido en elementos centrales de la política fiscal y los debates, a menudo feroces, que la rodean. Los países desarrollados se enfrentan a un problema inmediato de envejecimiento de su población, pero la mayoría de las economías emergentes se encuentran asimismo en medio de una transición demográfica que tendrá como resultado en apenas dos o tres décadas una estructura etaria similar a la de las naciones avanzadas, es decir, una pirámide invertida. De hecho, China llegará a ese punto mucho antes.
PARÍS – Hoy en todo el mundo el persistente desempleo, la falta de correspondencia entre habilidades y oportunidades, y las reformas a los sistemas de pensiones se han convertido en elementos centrales de la política fiscal y los debates, a menudo feroces, que la rodean. Los países desarrollados se enfrentan a un problema inmediato de envejecimiento de su población, pero la mayoría de las economías emergentes se encuentran asimismo en medio de una transición demográfica que tendrá como resultado en apenas dos o tres décadas una estructura etaria similar a la de las naciones avanzadas, es decir, una pirámide invertida. De hecho, China llegará a ese punto mucho antes.