NUEVA YORK – Los modernos dispositivos digitales y las redes sociales presentan tanta información que ni el lector más entendido puede evaluarla toda. Parece que viviéramos en una versión del “mundo feliz” de Aldous Huxley, con la verdad sumergida en un mar de banalidades. Pero no hay que resignarse a un futuro tan distópico como parece preanunciar el presente.
NUEVA YORK – Los modernos dispositivos digitales y las redes sociales presentan tanta información que ni el lector más entendido puede evaluarla toda. Parece que viviéramos en una versión del “mundo feliz” de Aldous Huxley, con la verdad sumergida en un mar de banalidades. Pero no hay que resignarse a un futuro tan distópico como parece preanunciar el presente.