PRINCETON – Se ha interpretado muy mal la política del Presidente de Rusia, Vladimir Putin, para con el “exterior cercano” de su país y Occidente. En lugar de centrar la atención en las tendencias geopolíticas más amplias –en particular, el efecto de la crisis financiera del período de 2007-2008 en la política mundial–, los comentaristas han estado convirtiendo la política del Kremlin en un psicodrama que sólo se puede entender mediante una exploración profunda del alma rusa. El resultado han sido ideas profundamente equivocadas sobre lo que impulsó el cambio de Putin de lo que parecía una posición modernizadora, conciliadora e incluso prooccidental en un revisionismo agresivo.
PRINCETON – Se ha interpretado muy mal la política del Presidente de Rusia, Vladimir Putin, para con el “exterior cercano” de su país y Occidente. En lugar de centrar la atención en las tendencias geopolíticas más amplias –en particular, el efecto de la crisis financiera del período de 2007-2008 en la política mundial–, los comentaristas han estado convirtiendo la política del Kremlin en un psicodrama que sólo se puede entender mediante una exploración profunda del alma rusa. El resultado han sido ideas profundamente equivocadas sobre lo que impulsó el cambio de Putin de lo que parecía una posición modernizadora, conciliadora e incluso prooccidental en un revisionismo agresivo.