NUEVA YORK – Durante años, el presidente ruso, Vladimir Putin, ha esgrimido la dependencia de Europa del gas natural de su país como un arma de política exterior, sin miedo de que la Unión Europea lo reprendiera -hasta ahora-. Hoy que la UE está iniciando una causa antimonopolio contra Gazprom, el conglomerado de gas controlado por el Estado, Europa ha enviado una señal clara de que la brutalidad de Putin ya no es tan intimidatoria como lo fue alguna vez.
NUEVA YORK – Durante años, el presidente ruso, Vladimir Putin, ha esgrimido la dependencia de Europa del gas natural de su país como un arma de política exterior, sin miedo de que la Unión Europea lo reprendiera -hasta ahora-. Hoy que la UE está iniciando una causa antimonopolio contra Gazprom, el conglomerado de gas controlado por el Estado, Europa ha enviado una señal clara de que la brutalidad de Putin ya no es tan intimidatoria como lo fue alguna vez.