NUEVA YORK – En un debate celebrado el año pasado en Nueva York y titulado “Las políticas que propugnan la compra en exclusiva de productos americanos y la contratación a personal americano darán resultados opuestos a lo deseados”, con centenares de asistentes, mi equipo de tres partidarios del libre comercio se enfrentó a un trío de proteccionistas, que aparecen con frecuencia en público. Esperábamos perder por 55 por ciento a 45 por ciento en la votación final del auditorio. Resultó que les dimos una buena paliza, al vencer por un margen sin precedentes de 80 por ciento a 20 por ciento. Varios votantes comentaron que habíamos ganado de calle porque teníamos los “argumentos y las pruebas”, mientras que nuestros oponentes tenían “afirmaciones e invectivas”.
NUEVA YORK – En un debate celebrado el año pasado en Nueva York y titulado “Las políticas que propugnan la compra en exclusiva de productos americanos y la contratación a personal americano darán resultados opuestos a lo deseados”, con centenares de asistentes, mi equipo de tres partidarios del libre comercio se enfrentó a un trío de proteccionistas, que aparecen con frecuencia en público. Esperábamos perder por 55 por ciento a 45 por ciento en la votación final del auditorio. Resultó que les dimos una buena paliza, al vencer por un margen sin precedentes de 80 por ciento a 20 por ciento. Varios votantes comentaron que habíamos ganado de calle porque teníamos los “argumentos y las pruebas”, mientras que nuestros oponentes tenían “afirmaciones e invectivas”.