NUEVA YORK – Desde el estallido de la crisis financiera mundial en 2008, el crecimiento de la productividad en las economías avanzadas (Estados Unidos, Europa y Japón) ha sido muy lento, tanto en términos absolutos como en relación con las décadas anteriores. Esto se contradice con la idea que predomina en Silicon Valley y otros centros tecnológicos globales de que estamos entrando a una nueva edad dorada de la innovación que traerá consigo un enorme aumento de productividad y mejorará nuestras vidas y la forma en que trabajamos. ¿Por qué esas mejoras no han aparecido, y qué podría suceder si no aparecieran?
NUEVA YORK – Desde el estallido de la crisis financiera mundial en 2008, el crecimiento de la productividad en las economías avanzadas (Estados Unidos, Europa y Japón) ha sido muy lento, tanto en términos absolutos como en relación con las décadas anteriores. Esto se contradice con la idea que predomina en Silicon Valley y otros centros tecnológicos globales de que estamos entrando a una nueva edad dorada de la innovación que traerá consigo un enorme aumento de productividad y mejorará nuestras vidas y la forma en que trabajamos. ¿Por qué esas mejoras no han aparecido, y qué podría suceder si no aparecieran?