PARÍS – En las últimas semanas abundaron los discursos de líderes destacados sobre las relaciones de sus países con China y las posibles secuelas económicas de la fragmentación geopolítica. Es una discusión bienvenida, aunque llegue con mucho retraso; pero debe responder a una pregunta fundamental: ¿pueden coexistir la rivalidad y la integración económica?, y de ser así, ¿en qué condiciones? La respuesta decidirá la suerte de la economía mundial.
PARÍS – En las últimas semanas abundaron los discursos de líderes destacados sobre las relaciones de sus países con China y las posibles secuelas económicas de la fragmentación geopolítica. Es una discusión bienvenida, aunque llegue con mucho retraso; pero debe responder a una pregunta fundamental: ¿pueden coexistir la rivalidad y la integración económica?, y de ser así, ¿en qué condiciones? La respuesta decidirá la suerte de la economía mundial.