BOSTON/NUEVA YORK – Hace poco, la administración del Presidente estadounidense Barack Obama llamó a proponer ideas para avanzar en su “iniciativa de medicina de precisión”, que se propone destinar millones de dólares de fondos federales a estudios que apunten a adaptar tratamientos clínicos a pacientes individuales. La idea de una medicina personalizada que aproveche los enormes avances en genética y biología molecular suena ciertamente atractiva, no sólo en Estados Unidos sino en el Reino Unido y otros países. Lamentablemente, el supuesto de que la medicina de precisión beneficiará la sanidad pública al mejorar la práctica clínica no se sostiene.
BOSTON/NUEVA YORK – Hace poco, la administración del Presidente estadounidense Barack Obama llamó a proponer ideas para avanzar en su “iniciativa de medicina de precisión”, que se propone destinar millones de dólares de fondos federales a estudios que apunten a adaptar tratamientos clínicos a pacientes individuales. La idea de una medicina personalizada que aproveche los enormes avances en genética y biología molecular suena ciertamente atractiva, no sólo en Estados Unidos sino en el Reino Unido y otros países. Lamentablemente, el supuesto de que la medicina de precisión beneficiará la sanidad pública al mejorar la práctica clínica no se sostiene.