PARÍS – En la vida cotidiana, es mejor dejar los aspectos técnicos en manos de los técnicos. El dueño de un automóvil no necesita –ni habitualmente desea– preocuparse por descubrir que ocurre exactamente bajo el capó. Pero, cuando el automóvil se rompe, no suele tener opción.
PARÍS – En la vida cotidiana, es mejor dejar los aspectos técnicos en manos de los técnicos. El dueño de un automóvil no necesita –ni habitualmente desea– preocuparse por descubrir que ocurre exactamente bajo el capó. Pero, cuando el automóvil se rompe, no suele tener opción.