ADDIS ABEBA – Para las economías africanas que aún no se han recuperado de la pandemia de COVID-19, la guerra de Rusia en Ucrania no podría haber llegado en un peor momento. Las heridas económicas de la crisis anterior habían sido suturadas, pero se necesitaba más tiempo para que sanaran, y ni qué decir para que las cicatrices se desvanecieran. Hoy en día, los picos en los precios de los productos básicos y las interrupciones de la cadena de suministro están agravando las presiones inflacionarias, provocando la depreciación de las monedas y la subida vertiginosa de los costos de los alimentos y los combustibles. Desde el inicio de la guerra, los precios del petróleo han alcanzado sus niveles más altos desde el año 2008, los precios del trigo se han disparado a precios máximos en 14 años, y los precios de los fertilizantes han aumentado en casi un 30%.
ADDIS ABEBA – Para las economías africanas que aún no se han recuperado de la pandemia de COVID-19, la guerra de Rusia en Ucrania no podría haber llegado en un peor momento. Las heridas económicas de la crisis anterior habían sido suturadas, pero se necesitaba más tiempo para que sanaran, y ni qué decir para que las cicatrices se desvanecieran. Hoy en día, los picos en los precios de los productos básicos y las interrupciones de la cadena de suministro están agravando las presiones inflacionarias, provocando la depreciación de las monedas y la subida vertiginosa de los costos de los alimentos y los combustibles. Desde el inicio de la guerra, los precios del petróleo han alcanzado sus niveles más altos desde el año 2008, los precios del trigo se han disparado a precios máximos en 14 años, y los precios de los fertilizantes han aumentado en casi un 30%.