Resulta difícil tener compasión por Noruega. Gracias a sus reservas masivas de petróleo localizadas en el Mar del Norte, el país ha alcanzado un nivel de riqueza que era inimaginable hace apenas una generación y que le ha permitido tratar con displicencia a la Unión Europea (UE) desde 1994. Pero los problemas de Noruega, aunque lejos de equipararse con los del África Negra o los de Afganistán, son de cualquier forma suficientemente serios como para generar preocupación, si no lástima.
Resulta difícil tener compasión por Noruega. Gracias a sus reservas masivas de petróleo localizadas en el Mar del Norte, el país ha alcanzado un nivel de riqueza que era inimaginable hace apenas una generación y que le ha permitido tratar con displicencia a la Unión Europea (UE) desde 1994. Pero los problemas de Noruega, aunque lejos de equipararse con los del África Negra o los de Afganistán, son de cualquier forma suficientemente serios como para generar preocupación, si no lástima.