NUEVA YORK – Presidentes, generales, dictadores y gente de a pie, todos corren grandes riesgos cuando no tienen nada que perder (como en el fútbol americano, cuando el quarterback lanza un «avemaría» [un pase largo hacia la zona de anotación en un intento desesperado de que algún compañero de equipo atrape el balón y anote el tanto]). Pero en la política, en la guerra y en los negocios, las consecuencias de esa estrategia suelen ser más graves que el resultado de un partido. En Medio Oriente, por ejemplo, el hecho de que las partes beligerantes crean que no hay nada que perder ha sido causa de conflicto constante.
NUEVA YORK – Presidentes, generales, dictadores y gente de a pie, todos corren grandes riesgos cuando no tienen nada que perder (como en el fútbol americano, cuando el quarterback lanza un «avemaría» [un pase largo hacia la zona de anotación en un intento desesperado de que algún compañero de equipo atrape el balón y anote el tanto]). Pero en la política, en la guerra y en los negocios, las consecuencias de esa estrategia suelen ser más graves que el resultado de un partido. En Medio Oriente, por ejemplo, el hecho de que las partes beligerantes crean que no hay nada que perder ha sido causa de conflicto constante.