VARSOVIA – Hasta ahora, la contrarrevolución "iliberal" del primer ministro húngaro, Viktor Orbán, y del presidente del partido polaco Ley y Justicia (PiS), Jaroslaw Kaczyński, ha significado reprimir al poder judicial independiente, a los medios públicos y -en el caso del gobierno de Orbán- inclusive a las universidades privadas, como la Universidad Centroeuropea de Budapest. Pero ahora es evidente que hasta las fuerzas armadas pueden quedar bajo el control de un solo partido político. En Polonia, el PiS está llevando a cabo una reorganización revolucionaria del ejército, de una manera que no se ha visto desde la imposición del régimen comunista.
VARSOVIA – Hasta ahora, la contrarrevolución "iliberal" del primer ministro húngaro, Viktor Orbán, y del presidente del partido polaco Ley y Justicia (PiS), Jaroslaw Kaczyński, ha significado reprimir al poder judicial independiente, a los medios públicos y -en el caso del gobierno de Orbán- inclusive a las universidades privadas, como la Universidad Centroeuropea de Budapest. Pero ahora es evidente que hasta las fuerzas armadas pueden quedar bajo el control de un solo partido político. En Polonia, el PiS está llevando a cabo una reorganización revolucionaria del ejército, de una manera que no se ha visto desde la imposición del régimen comunista.