LONDRES – Cuando el primer ministro británico, David Cameron, me pidió que encabezara una revisión del problema de la resistencia antimicrobiana, lo último que imaginaba era que aceptar el puesto me llevaría a cuestionar una de las herramientas más populares para la gestión financiera corporativa: las recompras de acciones.
LONDRES – Cuando el primer ministro británico, David Cameron, me pidió que encabezara una revisión del problema de la resistencia antimicrobiana, lo último que imaginaba era que aceptar el puesto me llevaría a cuestionar una de las herramientas más populares para la gestión financiera corporativa: las recompras de acciones.