En el tan esperado discurso del presidente George W. Bush sobre el Medio Oriente se mezclaron las esperanzas para ambas partes con un lenguaje extremadamente duro. Las esperanzas fueron claras: Israel merece seguridad y vivir sin miedo de los atentados suicidas y otros actos terroristas; Palestina merece dignidad, el fin de la ocupación israelí, soberanía y la calidad de Estado.
En el tan esperado discurso del presidente George W. Bush sobre el Medio Oriente se mezclaron las esperanzas para ambas partes con un lenguaje extremadamente duro. Las esperanzas fueron claras: Israel merece seguridad y vivir sin miedo de los atentados suicidas y otros actos terroristas; Palestina merece dignidad, el fin de la ocupación israelí, soberanía y la calidad de Estado.