La palabra de moda en el debate sobre la globalización actualmente es subcontratación. De pronto los estadounidenses -campeones eternos de la globalización-parecen estar preocupados por los efectos adversos que tiene sobre su economía. A quienes la defienden apasionadamente, por supuesto, no les preocupa la pérdida de empleos. Subrayan que la subcontratación reduce costos -de la misma forma en que el cambio tecnológico mejora la productividad, con lo que aumentan las ganancias-y lo que es bueno para las ganancias tiene que ser bueno para la economía estadounidense.
La palabra de moda en el debate sobre la globalización actualmente es subcontratación. De pronto los estadounidenses -campeones eternos de la globalización-parecen estar preocupados por los efectos adversos que tiene sobre su economía. A quienes la defienden apasionadamente, por supuesto, no les preocupa la pérdida de empleos. Subrayan que la subcontratación reduce costos -de la misma forma en que el cambio tecnológico mejora la productividad, con lo que aumentan las ganancias-y lo que es bueno para las ganancias tiene que ser bueno para la economía estadounidense.