PARÍS – En la Alemania de los años 1930, los líderes del partido nazi entendieron el poder que tenía la comunicación masiva para diseminar el odio y el antisemitismo. "La propaganda", escribió Hitler, "es un arma verdaderamente terrible en manos de un experto". En su ascenso al poder, los nazis pusieron en práctica tecnologías de comunicaciones modernas y sofisticadas, incluidos la radio y el cine, para ganar la batalla de las ideas -y así forjar la opinión y el comportamiento públicos- entre una población bien educada en una democracia incipiente.
PARÍS – En la Alemania de los años 1930, los líderes del partido nazi entendieron el poder que tenía la comunicación masiva para diseminar el odio y el antisemitismo. "La propaganda", escribió Hitler, "es un arma verdaderamente terrible en manos de un experto". En su ascenso al poder, los nazis pusieron en práctica tecnologías de comunicaciones modernas y sofisticadas, incluidos la radio y el cine, para ganar la batalla de las ideas -y así forjar la opinión y el comportamiento públicos- entre una población bien educada en una democracia incipiente.